Nunca he creído en eso de la vocación como un hecho místico como casi siempre se nos presenta, como si uno tuviera ya al nacer unas condiciones especificas para no sé qué funciones y, de alguna manera, no podría vivir si no se dedica a eso para lo que Dios le ha tocado con una varita…
En el caso del cocinero es un clásico, a la gente le gusta oír que hemos nacido con el don del gusto heredado casi siempre de nuestra abuela, madre o ambas, cuando la realidad de un oficio va mucho mas allá…
El otro día me quede atónito viendo un documental en el que un afamado cocinero contaba como descubrió su verdadera vocación de cocinero refugiándose de sus hermanos mayores debajo de la mesa donde su abuela hacia el tortellini, descubrió su pasión comiendo los pequeños trozos de pasta que caían de la mesa…….En fin… igual es que yo nos soy italiano pero no me creo ese rollo y mi abuela, dicho sea de paso, cocinaba bastante mal….yo creo en el oficio, ese que te engancha porque siempre quieres un poco más, en el que siempre encuentras una puerta nueva y algo distinto.
Mi pasión por la cocina no fue un amor a primera vista, más bien todo lo contrario, nos hemos ido haciendo el uno al otro con el tiempo. Tiempo en el que he ido conociendo las diferentes caras de un oficio distinto, que como muchos cocineros saben, forja la personalidad de quien lo ejerce…. Soy un cocinero de banquetes, soy y he sido un cocinero profesor, cocinero de tapas bar, televisivo, cocinero creativo, cocinero pastelero, cocinero empresario….. Poco menos que cocinero Heiperman y disfruto de cada una de esas diferentes facetas del mundo de la cocina.
Pero, sin duda, el que me llama más la atención de todas estas caras es la de cocinero embajador … quiero recalcar la importancia que tiene un cocinero, sobre todo en un país que depende en gran medida del sector agroalimentario, como prescritor de los productos autóctonos.
En este ámbito gastronómico, como en casi todos, Francia nos lleva años de ventaja y todos podemos ver como en los grandes hoteles que se precien de las ciudades más importantes del mundo, el jefe de cocina todavía sigue siendo francés, este cocinero emigrado se convierte en el mejor embajador de su país ya que hará lo posible por cocinar con sus productos (vinos, quesos, foie…) que poco a poco irán entrando en los supermercados del país receptor para terminar en los hogares a la vez que se abre un canal y, sobre todo, un subconsciente de calidad en el país receptor que ayudara a la venta del resto de productos ya sean tecnológicos, industriales etc…
A la vista de lo sucedido esta semana con el reparto de las estrellas Michelin, cualquier espectador podría pensar que no es más que una banal lista de restaurantes, pero, en realidad, subyace un posicionamiento internacional como potencia gastronómica que deberíamos tener más en cuenta ya que, de ello, depende en gran medida la visión que desde fuera tienen de nuestra gastronomía y la posibilidad de internacionalizarla con lo que ello supone en tanto en cuanto un cocinero en el extranjero es un verdadero embajador no sólo de la gastronomía sino de todo el país.