Todos teníamos en nuestra cabeza a este pequeño dictador de Corea del Norte como el ser más maligno de ete mundo, como el único capaz de desintegrar el planeta a base de aporrear el botón rojo de los misiles nucleares mientras acaricia a su maligggno gatito… malo… muy malo, sólo comparable al padre de Neymar… Pero este individuo ha logrado la gran hazaña de liberar a su pueblo de la insufrible Navidad.
Lo primero que he de decir en positivo de Kim es que es de esos tipos que no miran hacia otro lado al tener que encargarse del negocio familiar. Él ha sabido con el tiempo, aprender el oficio de dictador, como lo fue su padre y su abuelo. Además, Kim es un tío muy de su familia (que se lo pregunten a su tío y a su hermano…) y ha sustituido la Navidad por la conmemoración del nacimiento de su abuela… ¡¡Eso es un nieto!! Me imagino a la “yaya” orgullosa meneándole la cabeza mientras lo coge por los carrillos esos que tiene…
Se puede ver desde diferentes puntos de vista, pero, desde luego, el hecho de que Kim haya prohibido la Navidad libera a su pueblo del sufrimiento indeseable que supone soportar los mensajes de Whatsapp, las cenas de empresa y al pesado de tu cuñado, pero, sobre todo, te libera de cocinar en Navidad.
Nada de encerrarte mano a mano toda la tarde en la cocina con tu señor capón de Villalba y tu botella de Albariño mientras coge color en el horno y se va cocinando trago a trago. Nada de ir un par de días antes al mercado a escoger un buen centollo y montar el pollo en la cocina dejándolo todo perdido intentando cocerlo en la pequeña cacerola de siempre. Por supuesto, en Corea del Norte te juegas la vida si te pillan desalando la hoja de bacalao en la bañera… nada de cabrito al horno, nada de besugo guisado con sus patatitas… nada de manzanas asadas en vino caliente ni turrón ni mazapán ni hostias…
Me puedo imaginar como sería la surrealista cena de la que antes era la Navidad y, ahora, el “Día del nacimiento de la abuela” en casa de los Kim. Sin ningún lugar a dudas si pudieran escoger a los invitados allí estaría Hitler que habría traído unas botellas de Riesling, Videla con unos alfajores de dulce de leche, Pol Pot habría llevado la sopa de noodles y la ensaladilla rusa Stalin… ¿y el foie? El foie lo trae Idi Amin Dada.