Camiño da Serpe transmite la fuerza de una naturaleza imparable. En nuestras cocinas trabajamos para ser intermediarios entre esa extraordinaria realidad natural y el plato.
Bienvenidos a «A última cociña do mundo», una aventura en ocho pasos.
Un lugar estratégico de Galicia con increíbles vistas a las Rías Baixas
Camiño da Serpe transmite la fuerza de una naturaleza imparable. En nuestras cocinas trabajamos para ser intermediarios entre esa extraordinaria realidad natural y el plato.
Bienvenidos a «A última cociña do mundo», una aventura en ocho pasos.
Como a Itaca, cuando emprendas tu viaje al «Camiño da Serpe» pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias.
Cuando llegues encontrarás un edificio blanco, inspirado en las casas encaladas de los marineros; un búnker que transmite por sí mismo la fuerza de un lugar, como una caja de Pandora de hormigón y vidrio que no es capaz de guardar el secreo de lo que alberga.
Cuando entras, en el salón, sientes como si la naturaleza hubiese sido sometida, como si un domador fuese capaz de controlar las texturas naturales para que nos iluminen. La luz, elemento principal del edificio, nos hace sentir dentro y fuera al mismo tiempo. Ese mismo juego natural aparece en los dos primeros aperitivos… Ahora acariciamos las cartas de piel de raya y decidimos cómo de largo queremos que sea nuestro viaje, comenzamos…
En el centro del edificio, sobre una brutal losa de cuarcita que parece flotar en el salón, un cocinero ejecuta el tercero de los aperitivos justo delante del cliente, explicándole cada detalle en un juego de seducción gastronómica. Encima, un brutal mecano de hierro y luz, inspirado en las bateas de mejillón, da cuenta de su existencia como la obra de arte que es.
En la mesa, los cinco metros de las vigas de hormigón que se levantan a los lados se quedan en una simple anécdota ante la inmensidad de la ría. Los platos se irán secuenciando con la cadencia de los pequeños barcos que entran y salen del puerto de Raxó, y que traen y llevan el misterio alegre y triste de quien llega y parte.
Los cocineros nos cuentan los sabores, nos dicen secretos, mentiras y verdades y nos traen y nos quitan porcelanas, cestas, cuchillos, telas y muchas otras pequeñas obras de arte hechas a medida para que, en un lugar único, se vivan momentos inolvidables.
¡Oído cocina! —responden los cocineros a cada una de las comandas del chef. Entrar en la cocina de este restaurante es como levantar el capó de un Ferrari, uno se da cuenta de que todo lo demás, todo el lujo que lo rodea es accesorio y que lo realmente importante es la potencia de un motor soberbio.
En el exterior, la naturaleza manda. 15000 m de jardín albergan más de 200 especies arbóreas diferentes que crecen —cultivadas algunas y salvajes otras— y que son morada de conejos, corzos, zorros y jabalíes además de innumerables aves de paso, lagartos, ciervos volantes, lombrices, grillos y muchas otras que son los verdaderos habitantes del Camiño da Serpe.
En el huerto podrás encontrar el secreto aromático de muchos de los platos: pétalos, tallos, raíces y hojas que anclan la cocina de Pepe Vieira en el territorio y le dan ese sentido ancestral y profundo de quien ahonda sus raíces en su tierra.
La terraza se orienta al Este y en verano podrás sentir la salitre del mar en la cara, descalzarte y sentir el césped entre tus dedos mientras el aroma de la hierba fresca cortada se mezcla con los últimos dulces y digestivos.
Aprovecha la oportunidad única de complementar tu experiencia gastronómica alojándote en plena naturaleza, en un espacio único y perfectamente integrado a unos pasos de nuestro restaurante.
El lujo de escaparse a la naturaleza, el placer de oxigenarse encontrando la paz interior y la más pura conexión con nuestro entorno. Una propuesta rompedora y atrevida, totalmente única.
Cuando dejes atrás «A última cociña do mundo» comenzarás a comprender el verdadero significado de la palabra morriña.
Buen viaje, ¡te esperamos pronto!